miércoles, 26 de diciembre de 2007

Viejito Pascuero

Hola a todos, desprendiéndome un tanto de mi retórica- facultad de dar al lenguaje la cualidad de persuadir, conmover, a través del embellecimiento del mismo-, les quiero contar respecto de una oportunidad que tube hace un par de días. Resulta que me disfracé de viejito pascuero en mi población, dando alegría a varios niños de mi sector, experimentando gran conmoción y alegría en dicho momento.

Ahora, analizando un poco la situación, se puede mencionar que pasé a formar parte de un círculo que copia y modela costumbres ajenas- de unos mexicanos con ascendencia inglesa, dice un colega por ahí- y... (sólo esto: dije que sería analizar un poco).

A lo que me quiero referir en magnitud es que, sea como sea, la alegría que se puede sentir es de los elementos que más aprecio de la vida: la risa, el chiste, en fin. Y, pese a que puedo estar en desacuerdo con muchos comportamientos reproductores de elementos impropios de nuestra cultura, creo que, pensando en los niños, todo vale la pena por verlos felices, incluso si "le abrimos las piernas" a los portadores del poder en el mundo-como lo son los gringos-. Esto, porque en definitiva, mientras más nos ríamos, más felices seremos.

Agradezco, como ideas que aportan a la alegría, el hecho de que pueda existir Halloween o el Viejito Pascuero; esto sólo porque son buenos facilitadores para que los niños sean felices. Lo negativo podría aparecer cuando comenzamos a reventar los bolsillos por los gastos que puedan traer estas "festividades" o cuando comenzamos a hacer de éstas algo más que una oportunidad para estar alegres, sin embargo, eso es harina de otro costal.

Lo ideal, para mí, sería que tubiésemos muchas más fechas para celebrar y que fuesen propias de nuestra cultura, pero mientras así no sea, yo agradezco que se importen las mencionadas, empero, y reafirmando, sólo con el fin de traer la alegría a nuestras comunidades, a nuestras familias, a nuestro pueblo, extirpando de ellas el consumismo- y otros elementos que, en este momento, escapan a mi memoria- que puedan traer asperesas a las personas.

Es de esperar que pueda haber un mayor número de fiestas nacionales; tal vez, el día de la risa, ocasión en que se invite a las familias a reir de algún modo y que se estimulen a vivenciar actividades en torno a esta, o alguna otra.


En definitiva, yo apuesto por la alegría, y eso fue lo que busqué la pasada Navidad con los peques de mi barrio, sólo eso.

SAN TUNGA.

PD. quiero mencionar que aquella noche me acompañó mi hermanita, Jenifer, en el recorrido como viejo pascuero, por tanto, a ella quiero agradecer por todo el aliento que me dió en aquella ocasión.

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